Hablar de ti es hablar de mi presente, de mi futuro y porque no decirlo de también de mi pasado, porque en él está impregnada mi soledad, mi desesperación, mi deseo incansable de encontrarte, de navegar contra éste océano, contra ésta inmensidad de tanta melancolía.
Hablar de ti es fusionar mi realidad con mis sueños, desprender mi mente del mundo real y conectarme a ti. Tengo tanto que decirte, que contarte hay tanto de que hablar, y son tantos sueños en tan pocas palabras que hablar de ellos en este momento sin pensar en ti seria poco tolerable.
Prefiero esperar, prefiero hacerme a la idea que pronto vendrás, que estás buscándome como yo te busco a ti, que estás dispuesto a compartir el mundo conmigo, que estás ansioso como yo de formar el nuestro y crearlo juntos.
No te conozco aún, no sé qué pensar de ti y sin embargo intento persuadirme entre sueños pero tu imagen sin rostro permanece siempre junto a mí.
En mi cama duermes y me estremezco al tocarte. Dormir en tus brazos y despertar sin ti se me hace costumbre; sentir tus caricias y envolverme en tus pensamientos se me está haciendo un hábito y una terrible necesidad.
A veces me parece encontrarte, pues suelo confundirte entre la espesa bruma, cuando te siento cerca llega siempre el desconsuelo, como si el terrible destino quisiera burlarse, me grita que no estás, que no te tengo aquí, que aun no me encontraste y caigo una tras otra buscándote en ésta batalla sin tregua y no te logro encontrar, no llegas a mí, pareciera que nunca vendrás, que nunca me encontraras.
Me siento terriblemente sólo pero no puedo perder las esperanzas, mañana empezaré mi búsqueda de nuevo intentando no equivocar de nuevo mi camino, mi instinto me ha de llevar con certeza a ti aunque me demore una eternidad, estoy dispuesto a esperarte porque no tengo más que perder y sin embargo tanto que ganar…
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